by Denisse Fiero Arcos (English translation available here)
El pasado 08 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, el cual es un día que me resulta en un encuentro de emociones opuestas. Por una parte, este día me trae emociones positivas por los avances que hemos logrado a través de los años. En muchos países alrededor del mundo, las mujeres y niñas tenemos acceso a educación, salud, y a ser partícipes en la vida política. Gracias a las redes sociales, vemos que es más común ver a mujeres líderes en diversas áreas que han sido históricamente dominadas por hombres, áreas que van desde las ciencias hasta la política. Ejemplos incluyen a Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda, Dra. Cathy Foley, Científica Jefe de Australia, Dra. María Claudia Segovia-Salcedo, cofundadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas de Ecuador, entre muchas otra mujeres que trabajan por mejorar nuestra sociedad.
Sin embargo, a pesar de que hoy las mujeres y niñas tenemos más oportunidades que nuestras abuelas y bisabuelas, no podemos ignorar que aún existe mucho camino por recorrer para llegar a la igualdad de género. El Foro Económico Mundial publicó un reporte en diciembre del 2019 que indica que la paridad de género en cuestión de política, economía, salud y educación será alcanzada en alrededor de 100 años si seguimos al ritmo actual. Sin embargo, las Naciones Unidas indican que la pandemia de COVID-19 ocasionó un retroceso de décadas en el área de participación laboral y en los ingresos de mujeres en Latinoamérica. Adicionalmente, la violencia de género continúa siendo un problema a nivel mundial para millones de mujeres y niñas de cualquier edad, condición económica y nivel de educación. El problema es tan prevalente que alrededor de un tercio de mujeres y niñas han experimentado algún tipo de violencia debido al simple hecho de ser mujeres, y esta cifra continúa en aumento. Este día me sirve de recordatorio que todavía hay mucho trabajo por hacer para alcanzar la equidad de género. Todos podemos aportar para lograr a este objetivo al apoyar y visibilizar el trabajo de mujeres, y en el caso específico de las mujeres, podemos aplicar el principio de la sororidad porque ayudándonos las unas a las otras podemos llegar más lejos.